evitar escribirlo siempre me confronta, sin embargo, ahí sigue…
vengo hoy a plasmarlo después de meditar lo escrito a otro querido Emilio… en una misiva titulada «el eterno viajero«…
concienciar la esperanzada-espera hacia el re-encuentro con el amoroso-amante-amado, quien ahora sólo es luz-obscura, tiempo-sin tiempo, me contiene lánguidamente … traer de nuevo al corazón al menos sus ojos, su sonrisa, su prestancia contrapone afanes de olvido, intentos por sopesar sus vaivenes y contradicciones… sus indecisiones… re-cordar esas sensaciones de brillo y sombra, de alegría y tristeza, de protección y abandono, tanta era su insistencia al final… la lluvia moja el techo de cristal… ¿de adentro hacia afuera?, ¿de afuera hacia adentro?…
ayer en Bellas Artes re-sonó el verso:
«Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.»
(Serrat, 1984, Romance de Curro «El Palmo»)
eternizar-te, en fin, es un modo de preservar algo que durará mucho menos que el re-encuentro asintótico «entre tú y yo»… siendo ambos ya luz-sombra, tiempo-sin tiempo… «infinito» (Bunbury, 2000)
mujer vislumbrada... de pies hermosos 